Mi acné comenzó más cerca de los 20 y siempre se ubicó en la frente. Me ocasionó muchos complejos, me daba vergüenza estar sin maquillaje y quedarme a dormir en otras casas era tema. No era capaz de estar a cara lavada en presencia de extraños. Por lo tanto, la playa, las vacaciones en grupo y tantas otras cosas resultaban desafiantes. Como a la mayoría de las mujeres con esa condición, me recetaron anticonceptivos, que, si bien aliviaron el acné, no lo sanaron (y aquí las insto a siempre investigar más y buscar muchas alternativas para mejorar su salud, porque las hormonas artificiales no son una solución, sino más bien un parche).
A lo largo de mi vida fui teniendo episodios de rebrote y siempre me decían que pasada cierta edad se iba a terminar. Eso no ocurrió y aunque no volvió más a la frente apareció por primera vez en el mentón y la zona de la boca. He dejado los anticonceptivos en varias ocasiones y en enero de este año decidí que no quería más y comencé un proceso profundo de autoconocimiento y sanación de mi piel. Ha sido retador, en momentos desesperante y/o esperanzador, pero he aprendido muchas cosas que quiero compartir con todos quienes están sin saber qué hacer.
Lo primero que debemos saber es que el acné es una patología médica y es necesario atenderlo como tal, con especialistas calificados. La experiencia me enseñó que los dermatólogos no son suficientes. Yo logré mejorías más significativas cuando consulté además a una nutricionista y una cosmiatra (profesional similar a las cosmetólogas, con mayor preparación para tratar pieles enfermas). En mi caso, las emociones y el sistema digestivo han agravado mi acné, por lo tanto, revisarlo desde ahí ha sido fundamental. Cada caso es particular, pero a mí nunca me hicieron bien los productos formulados para el acné: me causaron irritación, sequedad y aumento de los brotes.
Llevo meses con una rutina simple, suave y que ha resultado muy eficiente. Menos es más cuando tu piel está reactiva y sensible. Y en estos casos, hay ingredientes que van a significar un cambio importante.
Lo que me sirvió
Como dice mi buena amiga y especialista de cabecera, Constanza Toro (Skin Coach y Cosmiatra), “es importante disfrutar tu rutina de skincare y que los productos que utilizas resulten gratos al tacto, aromas y sensación en general”. Cuando tienes acné solo quieres que te dejen de salir granos y te vuelves un poco automática con el cuidado de la piel, pero mi rutina tuvo más valor cuando la transformé en un momento agradable y eso se recibe distinto, con gusto y mejor disposición.
Hay ingredientes fundamentales para mejorar esta condición. Las pieles con tendencia acnéica necesitan hidratación al igual que las demás y la falta de ella puede agravar un brote: aplica ácido hialurónico sin temor, la hidratación va a mejorar la condición general de la piel. Incorporé productos con centella asiática, ya que es cicatrizante, calmante, ayuda a reducir las rojeces y desinflamar. El aceite de árbol de Té es antibacterial y lo aplico directamente en los granitos.
Una vez que la piel está más estable, es posible incorporar algunos ácidos como el salicílico o el mandélico (a mí me gusta mucho este último, porque lo tolera muy bien la piel sensible y presenta resultados notorios las primeras semanas). Los ácidos son importantes porque exfolian y promueven una rápida regeneración celular, esa renovación es de gran ayuda si estás en un proceso de sanación del acné.
En las noches, después de limpiar el rostro utilizo una máquina de alta frecuencia de uso doméstico. ¡Me cambió la vida! Es antiinflamatoria y antibacterial, me ayuda a sanar con mayor rapidez y evitar la propagación de los granos. Luego, repito la rutina de la mañana y aplico crema cicatrizante en la zona del mentón. Esto lo hice por puro instinto, pero al consultarlo, resulté estar en lo cierto y he notado una mejoría grande en las marcas del acné, la textura de la piel (se ha alisado) en los granos (me salen muchísimo menos). Por último, no olvides foto proteger. Si estás con el acné activo, la piel se vuelve más sensible y se irrita con mucha más facilidad. El protector solar, si bien es necesario todo el año, es aún más importante en estos momentos, para protegernos de los factores ambientales.
El acné es desagradable, a veces duele, otras pica, es feo e incómodo. ¡Pero puede mejorar! Busca opciones, consulta distintos especialistas y quédate con lo que más te haga sentido. Escucha tu cuerpo, siéntelo, habítalo. No te ataques. Con los años aprendí que no soy fea si me sale un grano, la aceptación de lo que es me ha ayudado a sobrellevar los brotes con más amabilidad que cuando era más chica. Sé constante y no dejes de ir a control. Al fin estoy recuperando la salud de la piel y no necesito tanto maquillaje, a veces hasta ando a cara lavada y me siento cómoda. No te rindas, siempre hay algo que se puede hacer.