Mis rulos son libres y yo también, por eso los amo
Estoy enamorada de mis rulos. Son desordenados, libres y dominantes. Marcan presencia, son salvajes, divertidos e inesperados. Por eso los niños se sienten atraídos a apretarlos (o mordisquearlos en el caso de las mascotas). Todo el mundo quiere tocar los rulos (aunque es una pesadilla para todas las que sabemos que al tocarlos se desarman, se abren y frizan) y por algo es: son especiales.
Me acuerdo una vez que me quejaba con un ex porque mis rulos hacían lo que querían. “Igual que tú”, me respondió. ¡Bum! No tuve nada que decir, esa frase me mató. “Es cierto”, pensé después. Y en ese momento algo me hizo clic, me di cuenta que los rulos son muy poderosos… son libres.
No siempre lo vi así, tuve que llegar a los 20 para empezar una relación de amor más sana con mi pelo… Supongo que todas las rulientas pasamos esos años de querer ser lisas y no poder hacer los mismos peinados que las amigas. Y la verdad es que siendo una niña de finales de los 80, tampoco había la variedad de productos que existen hoy para lograr un pelazo con tanta facilidad.
En mi infancia mi mamá hacía malabares para desenredarme los nudos y hasta rastas que se me hacían en la zona de la nuca. ¿Se acuerdan del desenredell? Esa era mi salvación, pero no servía para moldear los rulos. No había nada en ese entonces porque los productos estaban dirigidos a la mayoría y la mayoría era lisa.
Más o menos como a los 15 años conocí productos especializados. Fue en un viaje a Brasil que vi el paraíso en una farmacia y, afortunadamente, comenzaron a llegar cremas de peinar, de styling y un montón de otras especialidades más. Por esos años también alcancé mi peak ruliento, no sé si habrán sido las hormonas de la adolescencia, pero mis rulos eran espirales realmente indomables. Luego, con el pasar de los años, los anticonceptivos y las decoloraciones los rulos se soltaron un poco y desde ahí he pasado etapas con más o menos rulos (en otra columna les contaré sobre las cosas que afectan la forma de nuestros rulitos).
Sin ser una especialista, mi teoría es que las hormonas influyen en el pelo, porque así lo he vivido. Y cuando dejé finalmente los anticonceptivos el año pasado, viví un renacer de los rulos y eso me encantó, pero nunca volví a ese pelo totalmente rebelde de los 15. De todas maneras, por las causas que sean, he vivido distintas etapas, con rulos más sueltos, otras veces más ‘cerrados’, más chascón y más peinado. Creo que desde que acepté mi melena aleonada en su totalidad, disfruto del volumen y de la identificación que te dan los rulos. Como soy baja, la melena es lo que me identifica a primera vista dentro de un grupo, por eso, al final del día me gustan tanto los rulos, es un pelo con mucha personalidad.
Por eso, si tienes una melena rizada ámala y disfrútala, porque con los años, los rulos pierden fuerza y aunque hay truquitos para mantenerlos, el momento para valorarlos es hoy. Abraza a tus rulos, llévalos con estilo, resalta su potencial y rock it baby.