Por Francisca Colussa
Voy a comenzar esta columna alegando. Siento profunda decepción con respecto a esta serie. ¡La esperé tanto! Hasta me suscribí a HBO para verla. La pura nostalgia por los capítulos que marcaron mis veintes me llenaba de curiosidad por saber qué sería de estas mujeres en el presente, en plena era pandémica, hiper-conectada y donde la moda ahora se ve primero a través de Instagram. Tanto ha cambiado en estos casi 18 años desde que se emitiera el último capítulo, y, sin embargo, me encontré con una propuesta añeja, estereotipada y naif.
Esperaba toparme con mujeres empoderadas con la madurez de sus experiencias a sus 50 y tantos. Sentía expectación por conocer sus visiones de la sexualidad, el amor, la vida y los nuevos formatos, sobre todo Carrie, tan empapada del mundo fashion. Y en cambio, todo lo que encontré fue vacío, superficialidad en la historia, carencia de emoción y fuerza. ¿Qué les pasa a los guionistas? Queda la sensación de que no conocían a los personajes, Samantha jamás se habría enojado por dejar de representar a su amiga y Stanford nunca se hubiese ido a vivir al extranjero sin despedirse de su Bradshaw (sí, el actor falleció de cáncer, pero se pudo resolver mejor en el guion).
Ni siquiera la moda me resultó interesante. ¡No quería ver a Carrie vistiéndose igual a como lo hacía en sus 30! ¡Quería sorprenderme, ver su evolución! Pero hay una cosa que sí rescato: la melena de Sarah Jessica Parker como Carrie Bradshaw.
De entrada, me fascina que se atreva a llevar sus rulos en formato XL. En algún minuto de mi vida fui más prejuiciosa con el largo del pelo y la edad, pero afortunadamente entré en razón y creo que, si te queda bien, ¡luce tu melena XL sin pudor! Y eso Carrie lo hace muy bien. Me encanta además que haya incorporado tendencias como las mechas más claras que enmarcan su rostro, que además logran iluminar su piel y elevar los pómulos.
El trabajo de coloración que incluye mechas de distintas tonalidades de rubio, aportan dimensión y la sensación de mayor cantidad de pelo, que sumado al volumen de sus rizos entregan frescura y jovialidad a su imagen. Además, las mechas multitono son excelentes si buscas camuflar las canas o si están en proceso de dejarlas crecer –otro punto bien logrado, además del pelo blanco de Miranda-, ya que logran que el crecimiento no sea tan notorio. Mención especial al hecho de que podamos verle las canas en la serie, ¡qué más real y natural que incorporarlas! Y mejor aún hacerlo con el glamour de peinados despampanantes.
Que Carrie se atreva a llevar una trenza lateral es un hit, pues la des-infantiliza y la vuelve un peinado transversal en edad y que además de ser muy femenino, resulta muy cómodo y sentador. Otro acierto. La columnista de Sex & The City y podcaster es también la reina de los tomados. Dramáticos, elegantísimos y pulcros. En la serie ha llevado el estilo de bailarina y también tomados trenzados, siempre impecables. Este tipo de peinados siempre benefician, pues ayudan a elevar las facciones y el rostro se ve más descansado.
El pelo de Carrie Bradshaw es pura vida, amo sus mechas rubias, sus rulos voluminosos y su gran variedad de peinado. Nos demuestra que da lo mismo si tienes 20, 30, 40, 50 o los años que sean, ¡siempre puedes innovar con tu estilo y usar lo que te represente! Y eso, es lo que hubiese esperado ver en otras áreas en los capítulos de And Just Like That, pero como soy una persona positiva, al menos rescato la melena.